domingo, 15 de enero de 2012

SWAZILAND. NAMIBIA. SHARJAH.



SWAZILAND        África del Sur


Capital: Lobamba. Mbabane.
Forma de gobierno: Monarquía absoluta.
Independencia (del Reino Unido): 6 de septiembre de 1968
Superficie: 17.364 Km2 (152º)
Población: 1.185.000 hab (154º)     Densidad: 68,2 hab/Km2
PIB/cápita: 5.635 $ (111º)
Miembro de: Commonwealth, UA

El reino de Swaziland  es un pequeño país sin salida al mar, ubicado en el Sur de África en las estribaciones de los montes Drakenberg, entre Sudáfrica, al Oeste, y Mozambique, al Este. Recibe su nombre de la tribu swazi, una etnia bantú.

El rey Sobhuza I, muerto en 1839, reagrupó a su pueblo en la zona donde habita actualmente. El nuevo rey, su hijo Mswati II, lo mantuvo unido frente a la amenaza boer y conservó buenas relaciones con los colonos británicos.

Swaziland se convirtió en protectorado británico  en 1888, manteniendo ese status hasta pasar a ser colonia en 1935.




En 1963 se estableció la autonomía interna, obteniendo el partido monárquico, Movimiento Nacional Imbokodvo, todos los escaños de la asamblea.


En 1968, el rey Sobhuza II proclamó la independencia.

El monarca eliminó la Constitución y abolió los partidos en 1973. Su sucesor Mswati III, en el trono desde 1986, mantiene la tradición de su padre, que reinó casi durante 61 años y tuvo un número indefinido de mujeres, simultáneamente, se entiende.

Mswati no ha mostrado ningún entusiasmo por compartir el poder. Swazilandia es una de las últimas monarquías absolutas que existen en el mundo. El rey gobierna por decreto, junto, eso sí, a su madre, la Indovuzaki (es decir, la ‘Gran Elefanta’), que actúa como una especie de líder espiritual.

En su momento, el país mantuvo excelentes relaciones con la Sudáfrica del apartheid, defendiéndolo públicamente y encarcelando a miembros del Congreso Nacional Africano.

Como es de esperar, el monarca es fuertemente criticado por algunos sectores, que no ven con buenos ojos su vida fastuosa en medio de un país bastante miserable. La multitud de coches de lujo y los millones gastados en las ostentosas mansiones de sus numerosas mujeres, no parece conforme con la realidad de un país en que aproximadamente el 34% de la población se halla desempleada y en situación precaria. Los monárquicos lo defienden afirmando que la democracia crea división y que un monarca supone  una poderosa fuerza unificadora.

En definitiva, la Constitución de 2006, tanto tiempo esperada, ha consolidado el sistema.

La nación se divide en regiones geográficas diferenciadas por la altitud, entre 200 y 1.300 metros. A ello corresponde una gran variedad climática, desde zonas subtropicales a otras semiáridas, y a no menos de tres ecorregiones: pradera montana, sabana arbolada y selva.

Tiene dos capitales: Mbabane (la más poblada, con 70.000 habitantes) es la capital administrativa; Lobamba es la real y legislativa.

La balanza comercial es deficitaria, exportando principalmente productos agrícolas (85% de las exportaciones totales): azúcar, madera y derivados, cítricos, algodón y carne. Las renovaciones agrícolas después de la independencia lo han sido dentro del marco tradicional, sin innovaciones tecnológicas dignas de mención, pues no obligaba a ello la presión demográfica.

Hay fábricas de azúcar y madereras. Se exportan diamantes desde 1984.

Los ingresos relacionados con las migraciones estacionales a Sudáfrica y las remesas de los trabajadores empleados en las minas sudafricanas, son dignas de tener en cuenta. En general, la vinculación con este país es fuerte, como mercado y como proveedor. Proporciona el 60% de la energía eléctrica y divisas relacionadas con el turismo, existiendo también un acuerdo aduanero.

El 84,3% de la población es swazi, y el 10%, zulú (también de la misma etnia). Hay un 3% de europeos. La distribución religiosa es: protestantes, 35%; iglesia africana de Sión, 30%; católicos, 25%. La Iglesia Africana de Sión supone una mezcla de cristianismo y creencias ancestrales indígenas, predominando en zonas rurales.

Una buena parte de las tierras está en posesión de europeos o de compañías extranjeras, pero se reserva el 55% para ser cultivado de forma exclusiva por los swazis.

La situación sanitaria es penosa. Las deficientes prácticas en la eliminación de aguas residuales, contribuyen a aumentar las ya altas tasas de enfermedades transmitidas por el agua. Sólo el 60% de los habitantes tiene acceso a unas adecuadas instalaciones sanitarias, y el 50% al agua potable segura.

Además, el 26% de la población adulta, según estimaciones optimistas, padece de SIDA, todo lo cual, unido a que el nivel de infección del virus es el más alto del mundo, hace que la esperanza de vida no supere los 48 años. El virus ha matado a muchos trabajadores y mujeres y es causa de numerosos huérfanos, lo cual hace las estadísticas a menudo inciertas.



NAMIBIA        África del Sur


Capital: Windhoek
Forma de gobierno: República
Independencia (de Sudáfrica): 21 de marzo de 1990
Superficie: 825.418 Km2 (34º)
Población: 2.030.692 hab (142º)      Densidad: 2,5 hab/Km2
PIB/cápita: 6.578 $ (104º)
Miembro de: Commonwealth, UA

La República de Namibia es un país que ocupa el territorio del que fue conocido como Suroeste Africano, y antes, como África del Suroeste Alemana (ver entrada 'África colonial'). Limita al Norte con Angola y al Sur con Sudáfrica.

Las primeras ocupaciones humanas registradas se deben a los san, de quienes luego hablaremos. Más tarde llegaron pueblos bantúes.

La costa fue explorada por el navegante portugués Bartolomeu Dias en 1486, pero la aridez del territorio no estimuló en ese periodo su colonización.

Hasta bien entrado el siglo XIX, los europeos sólo se interesaron puntualmente (primero portugueses, luego neerlandeses y finalmente británicos) por el puerto natural de Walvis Bay, que, tras años de ser un enclave, ha sido restituido actualmente a Namibia.

A mediados de siglo llegaron los primeros colonos alemanes, quienes darían al territorio el nombre de África del Suroeste Alemana, utilizado desde 1888.

Perdida esta posesión en la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones la adjudicó a la entonces llamada Unión de África del Sur, todavía bajo égida británica, como Mandato, aunque fue de hecho administrada como una provincia más.

Años después, al producirse la ruptura del gobierno afrikaner con la mayor parte de la comunidad internacional y serle retirado el status de mandato o fideicomiso, pasó a ser una simple ocupación sudafricana. Durante ésta, se impuso el sistema del apartheid y se llevaron a cabo movilizaciones forzadas. Enormes granjas fueron asignadas a personas de origen europeo, mientras que los nativos africanos eran relegados a las zonas más pobres.

La principal fuerza opositora a tal situación fue el SWAPO (South-West Africa People´s Organisation), que se acabaría convirtiendo en representante de facto del pueblo del territorio.

Tras años de guerra de guerrillas, Sudáfrica acordó abandonar el Suroeste Africano y supervisar en 1989 la transición a la independencia. Ésta venía siendo reclamada desde hacía tiempo y con insistencia por la comunidad internacional.



Tal independencia se produjo en 1990, y desde entonces el SWAPO ha ganado todas las elecciones y sigue en el poder. El Presidente es elegido por sufragio universal para 5 años, y es él quien designa al Primer Ministro.


Namibia está ubicada en la región donde se yuxtaponen dos desiertos: el de Namib, típico desierto costero ligado a una corriente marítima fría, y, más al Este, el de Kalahari (compartido con Botswana), desierto zonal que corresponde al Sahara en el hemisferio Norte, pero mucho más atenuado por la menor continentalidad, dado el estrechamiento del continente africano al Sur del Ecuador.

En la zona septentrional, al darse mayores precipitaciones, aparece la sabana arbolada; allí se encuentra el Parque Nacional de Etosha, uno de los mayores del mundo. Existe asimismo una pradera inundada por el Zambeze al NE., en la estrecha Franja de Caprivi.

La economía se funda ante todo en la minería, exportándose principalmente diamantes y uranio. Namibia es el 4º mayor exportador de minerales no combustibles de África, y el 5º mayor productor de uranio del mundo, con tendencia a ascender. Produce importantes cantidades de plomo, zinc, estaño, plata y wolframio.

Alrededor de la mitad de la población depende de la agricultura (principalmente de subsistencia), y todavía tiene que importar el país parte de sus alimentos.

Todo lo antedicho conduce a una altísima desigualdad de ingresos, al existir una economía urbana e industrial y otra rural, de muy diferente desarrollo. Por lo demás, se trata ahora de estimular la inversión extranjera y el turismo, que, en su variedad de ecoturismo, experimenta un alza constante.

Pese a lo reducido de su población, Namibia cuenta con muchos grupos étnicos diferentes, siendo el mayor el de los ovambos. La población blanca suma el 7% del total, y un 8,5 la mulata, estimándose un 2% de chinos. La convivencia es buena, y los conflictos étnicos, escasos.

La mitad de los namibios tiene como lengua materna el ovambo, mientras que los más hablados y entendidos son el afrikaans y el alemán, aunque el inglés se extiende rápidamente.

El 90% de los habitantes se identifica como cristianos, yendo en cabeza la Iglesia Luterana, seguida por el catolicismo.

Se calcula que el 21,3% de la población está infectado por el virus del SIDA, lo que reduce la esperanza de vida a 43 años. El promedio de hijos por mujer es 2,94 (una de las tasas más bajas de África). El 84% de la población está alfabetizada.

Los bosquimanos (palabra derivada del afrikaans, significando ‘hombre del bosque’), más correctamente llamados san, constituyen varios pueblos tradicionalmente cazadores - recolectores, que hablan alguna de las lenguas joisanas, caracterizadas por incorporar sonidos de chasquido o cliqueo (hay hasta 80 tipos diferentes de ellos, y el 70% de las palabras comienza con un chasquido, que puede ser ingresivo, cuando el aire entra en la boca, o egresivo, cuando sale).

De los 100.000 que hoy existen, 33.000 habitan en Namibia (en Botswana hay más, pero bastante mal tratados, como se expone en la entrada ‘Botswana’). Es de sumo interés la comprobación realizada por el estudio cromosómico, de que son genéticamente similares a los primeros humanos que abandonaron África y colonizaron el resto del mundo.

La mayor parte de los san vive dispersa en los 500.000 Km2 del desierto de Kalahari. Hoy en día, casi ninguno se dedica sólo a la caza - recolección, convertida en un recurso complementario. Muchos viven como pastores, trabajando gratis a cambio de alimentos, o cobran salarios mínimos como jornaleros, criados o en asentamientos del Gobierno. La mayor parte vive en la pobreza al carecer de tierras, mientras otros buscan nuevas formas de vida como agricultores y ganaderos en la tierra que les queda.


SHARJAH


Sharjah forma parte de los Emiratos Árabes Unidos, siendo el 3º en extensión (2.590 Km2). Gracias a dos enclaves, es el único que tiene costas al Golfo Pérsico y al Océano Índico.

Dos puntos procede destacar sobre este emirato.

En primer lugar, la proximidad (casi contigüidad) de su capital con la de Dubai, situado inmediatamente al O, hace que hoy día los dos centros urbanos formen prácticamente una conurbación, estando unidos  por una red de vías de alta velocidad.

Ahora bien, como la vivienda es bastante más barata en Sharjah, la consecuencia es que numerosos trabajadores de Dubai, de recursos limitados, tengan su residencia en Sharjah, con lo que los atascos de tráfico en determinadas horas están garantizados.

El segundo punto aludido, que constituye una peculiaridad de Sharjah es que, en determinado momento, los wahabitas saudíes ejercitaron fuertemente su influencia, y eso (con alguna propina que otra, en forma de subvención) hizo que sea en la actualidad el ‘estado  islamista’ por antonomasia de la Federación, lo que le da un carácter singular, no muy apreciado por los turistas.

A diferencia de Dubai, no se puede introducir, beber ni poseer alcohol, y ni siquiera existen cafetines donde fumar una ‘shisa’. El mayor decoro en el vestir es de rigor, principalmente en las mujeres, y, al menos en teoría, no pueden según la ley viajar juntas parejas que no estén casadas, ni ‘encontrarse a solas en lugares públicos ni en circunstancias sospechosas’.


Esta mentalidad influye en la arquitectura. Hay rascacielos, pero todos parecidos, sin fantasías y de color arena del desierto, lo que, junto con el ambiente, recuerda en algún momento las ciudades de la vieja Europa socialista. Los edificios de carácter monumental se atienen estrictamente a la decoración musulmana más tradicional, carentes de toques personales de arquitectos y decoradores heterodoxos.

Sharjah trata de compensar estas peculiaridades poco atrayentes presentándose como la ‘capital cultural’ de los Emiratos, multiplicando el número de museos, de los cuales el más conocido es el Museo Islámico, bien instalado, pero con más propensión al proselitismo que a la originalidad de los objetos expuestos. También organiza anualmente una Feria del Libro patrocinada personalmente por el Emir.

Cuenta con amplios oasis, que producen variedad de frutas y vegetales. Asimismo tiene petróleo y gas, si bien en cantidad muy inferior a Abu Dhabi. Su economía descansa más bien en el comercio y el sector terciario.


Como los demás emiratos, emitió sellos propios hasta 1973.


Khor Fakkan


Este enclave, que proporciona a Sharjah un importante puerto en la costa oriental, emitió asimismo sellos propios entre 1965 y 1969.


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