domingo, 26 de junio de 2011

ALEMANIA 1 (1848 -1933)




ALEMANIA        Europa Occidental


ANTIGUOS ESTADOS. Finalizado el periodo napoleónico, el Congreso de Viena en 1815 reunió los estados germánicos del antiguo Sacro Imperio, abolido por Napoleón, en una laxa y compleja ‘Confederación Germánica’ en la cual convivían numerosos estados de diferente extensión y rango, ciudades hanseáticas libres y dos estados principales (Prusia y Austria), con intereses y miras contrapuestos, que constituían los dos polos de la Confederación, por lo demás muy débilmente institucionalizada.

Los vientos de la Historia soplaban a favor de la unidad de una ‘Pequeña Alemania’, centrada en Prusia y excluyendo a Austria. Si bien el proyecto, en el marco de la Revolución de 1848, fracasó en el último momento por las escrúpulos doctrinales del Rey de Prusia, se reanudaría con éxito a partir de 1866.

En este periodo diferentes entidades políticas alemanas emitieron los primeros sellos. Se acompañan ejemplos de los siguientes:

BADEN. Gran ducado desde 1806. Emite desde 1851 a 1868. Entra en el Imperio en 1871. Mucho más tarde, en 1952, se reunirá con Württenberg para formar un Land de la actual República Federal.

BRAUNSCHWEIG. Antiguo ducado del Norte de Alemania. Emite de 1852 a 1866, cuando se integra en la Confederación de Alemania del Norte (a partir de ahora se utilizará para ella la abreviatura C.A.N.).

HAMBURGO. Reconocida como ciudad libre y soberana. Emite de 1859 a 1866, cuando se integra en la C.A.N. Sin embargo, ésta conservará en Hamburgo una oficina postal especial en 1868/69.

Baden                                      Braunschweig                           Hamburgo

HANNOVER. Reino hasta convertirse en provincia prusiana en 1866. Emite de 1850 a 1864.

LÜBECK. Ciudad libre y hanseática hasta 1868, cuando se incorpora a la C.A.N. Emite entre 1859 y 1866.

OLDENBURG. Gran ducado sito en la desembocadura del Weser. Emite desde 1852. Absorbido en 1868 por la C.A.N.

Hannover                                Lübeck                                Oldenburg

PRUSIA. Reino punto de partida de la unificación. Su rey Guillermo I se convertirá en Emperador en 1871. Emite desde 1850. Sus sellos son reemplazados por los de la C.A.N. en 1868.

SAJONIA. Reino integrado en 1868 en la C.A.N. y en el Imperio en 1871. Emite de 1850 a 1867.

MECKLENBURG SCHWERIN. Gran ducado en la costa del Báltico. Emite en1864. En1868 se incorpora a la C.A.N.

Prusia                                Sajonia                                 Meckl.Schwerin

SCHLESWIG-HOLSTEIN. Ambos ducados van a parar en 1852 a Dinamarca, que los pierde en 1864 en provecho de Austria y Prusia. Son anexionados por Prusia en 1866.
Se emiten sellos comunes para ambos en 1852; hasta 1864 sólo sellos daneses. De nuevo emisión común en 1865. Holstein emitirá sellos propios en 1864-66; Schleswig, 1864-67. Todos son sustituidos el 1-enero-1868 por los de la C.A.N.

Schleswig-Holstein                Schleswig                                 Holstein

BERGEDORF. Esta ciudad del norte de Alemania emitió una serie de sellos en 1861. En 1867 pasó a depender de Hamburgo.

BREMEN. La ciudad libre de Bremen tuvo sellos propios entre 1855 y 1867. Fueron reemplazados por los de la Confederación de Alemania del Norte.

MECKLENBURG-STRELITZ. Este gran ducado emitió únicamente una serie en 1864. 

Bergedorf                                  Bremen                                Meckl.Strelitz
BAVIERA. El reino entra en 1871 en el Reich, conservando un mayor grado de autonomía que los demás. Emite de 1849 a 1918.


En noviembre de 1918, al hundirse el Imperio, se proclama una República bávara, reintegrada en el país en 1920, que también emite sellos propios.


WÜRTTENBERG. El reino en cuestión ingresó en el Imperio en 1871. Cuando se hundió éste, se convirtió, en pleno furor revolucionario, en un ‘Estado Libre’, integrado en 1920 en la República de Weimar.

El reino emitió de 1851 a 1894; el correo fue reunido en 1902 al del Imperio, pero se siguieron emitiendo sellos de servicio oficial hasta 1924; esto significa que todos los sellos del que se hizo llamar  ‘Estado libre’ son de servicio oficial.


TOUR y TAXIS. En este caso no se trata de territorios, sino de un antiguo privilegio, que se remonta, con el contenido de gozar del monopolio del correo, nada menos que a cédulas imperiales de comienzos del siglo XVI. Tal privilegio se mantenía en 1852 en una parte de Alemania. Existen dos apartados, diferenciados también por la moneda en que están impresos: A) Estados del Norte: 1851-1867. B) Estados del Sur: 1852-1867. Los correos de Tour y Taxis fueron comprados por Prusia y los sellos suprimidos en 1867.

Norte                                                   Sur

CONFEDERACIÓN DE ALEMANIA DEL NORTE. Es el antecedente inmediato de la unificación alemana.

Bismark redactó la Constitución (en vigor desde 1-julio-1867). Según la misma, era Presidente el rey de Prusia, apareciendo Bismark como Canciller. 

Se trataba prácticamente de un estado federal, siendo vigas maestras el Zollverein (unión aduanera) y el Bundesrat, en el que estaban representados todos los estados integrantes (43 escaños, de ellos 17 prusianos).

La Federación manejaba el correo y emitía sellos desde el 1-enero-1868, con la leyenda Norddeutscher Postbezirk. Se imitaba el sistema de Tour y Taxis en cuanto a la división Norte y Sur con diferente moneda. El 1-enero-1872 fueron reemplazados por los del nuevo Imperio alemán.

Fuera de la Confederación quedaban ya sólo los ‘Estados del Sur’, última baza con la que podía contar ya el Imperio austríaco. La llamada guerra austro-prusiana de 1866, en la que Prusia obtuvo una resonante y decisiva victoria en Sadowa sobre Austria y los ‘Estados del Sur’ (Baviera, Württenberg, Baden y uno de los dos ducados de Hesse), eliminaba a Austria del espacio alemán y dejaba todo preparado para el último acto.


IMPERIO ALEMÁN.

Francia, regida por Napoleón III a título de Emperador, no estaba dispuesta en modo alguno a permitir la constitución de un fuerte estado alemán unificado, que además sería un fuerte obstáculo para las nunca extinguidas pretensiones francesas de llevar sus fronteras septentrionales hasta el Rin; pero ahora ya no podía contar con Austria. 

La constitución de un fuerte estado alemán implicaba de manera indefectible la guerra con Francia, y Bismark lo sabía; pero prefería que fuese Francia quien declarase la guerra, convencida de su superioridad militar. Sin poder entrar en detalles, el Canciller monta un sutil juego diplomático (telegrama de Ems), contando con la soberbia y la prepotencia francesas. Francia cae en la trampa y declara en 1870 una guerra que se resolverá en un desastre francés sin paliativos y, prisionero el mismo Napoleón III, motivará la caída de su régimen.

Así, el 18 de enero de 1871 y en la Galería de los Espejos del ocupado palacio de Versalles, los soberanos alemanes reunidos proclaman Emperador de Alemania a Guillermo I, rey de Prusia.

La Constitución de la C.A.N. de 1866 se convirtió, con algunos ajustes, en la Constitución alemana de 1871: Cámara Baja (Reichstag) elegida por sufragio universal masculino, y Bundesrat (consejo de diputados de los estados del Reich). El poder ejecutivo residía en el Emperador (y rey de Prusia), Kaiser con amplios poderes. El Canciller, responsable de conducir todos los asuntos del Estado, era como un Gabinete de un solo hombre.

En la práctica el Imperio estaba dominado por el estado más grande y poderoso, Prusia (2/3 de la superficie y 3/5 de la población). Los otros estados conservaron aspectos de la soberanía en su mayor parte honoríficos. Baviera y Sajonia tuvieron sus propios ejércitos, coordinados en tiempo de guerra por el gobierno federal. Vimos que Baviera y Württenberg conservaron sus propios sellos.

La primera emisión de sellos del Imperio es de 1872, con la leyenda ‘Deutsches Reich’. La polivalencia de la palabra ‘Reich’ hizo posible mantener la misma leyenda durante los periodos políticos subsiguientes, hasta 1945.


Desde el punto de vista filatélico es bastante pobre; no hay sellos conmemorativos; el tema más repetido fue la alegoría consistente en una severa matrona provista de coraza, repetida en numerosas tiradas en uno o en dos colores. Posiblemente por el carácter federal del Estado, nunca apareció la imagen del Kaiser, contrariamente a lo habitual en las monarquías.

El Imperio terminó como consecuencia de la 1ª guerra mundial (1914-18), en la que intervino junto al Imperio austrohúngaro, Turquía y Bulgaria. Tuvo enfrente una amplia coalición, de la que formaban parte Francia, Gran Bretaña (con todo su Imperio), Rusia y EE.UU., cuya intervención en 1917 fue determinante.

El tratado de Versalles de 1920, impuesto sin negociación por los vencedores (en la práctica, por Francia y Gran Bretaña, pues EE.UU. se desentendió) suponía, hablando solamente de aspectos territoriales, la pérdida de Alsacia – Lorena (a Francia), Eupen – Malmedy (a Bélgica), Posnania y un corredor a través de Prusia Oriental (a Polonia), la creación de la Ciudad Libre de Dantzig y la prohibición expresa de un plebiscito para determinar si los restos germánicos del despedazado Imperio austriaco querían unirse a Alemania. 

En cambio, como manifestaciones del principio de autodeterminación (uno de los objetivos de la guerra proclamados) se disponían plebiscitos en Schleswig, Allenstein, Marienwerder y Silesia. El territorio alemán del Sarre, con su enorme riqueza carbonífera, quedaría bajo administración francesa. (Ver entrada ‘Plebiscitos’).

A diferencia de lo que ocurriría a partir de 1945, los únicos sellos de ocupación emitidos entonces fueron los de:

ALEMANIA (Ocupación belga), puestos en circulación por Bélgica para las provincias disputadas (eran de población mixta) de Eupen y Malmedy, que, como ya se ha dicho, quedarían para Bélgica. Se trata de sellos belgas sobrecargados con la inscripción ‘Allemagne-Duitschland’, bilingüe como corresponde a la tradición belga.



REPÚBLICA DE WEIMAR.

El hundimiento del sistema, al final de la guerra, resultó traumático para el país. Aparte de las humillaciones, pérdidas territoriales ya aludidas e indemnizaciones terribles impuestas con verdadera saña por el Tratado de Versalles de 1920, lo reciente de la Revolución rusa suscitó imitadores radicales que pretendieron crear una Alemania soviética, a los que se enfrentó el Ejército, organizaciones paramilitares de excombatientes (Stahlhelm) y, algo más tarde, las milicias SA del nuevo NSDAP (Partido obrero alemán nacionalsocialista).

Si bien en la tranquila ciudad de Weimar, lejos de los disturbios de Berlín, los políticos lograron elaborar una Constitución republicana (no federal), las crisis, los enfrentamientos entre partidos y las violencias presidieron la vida del sistema hasta dar al traste con él.

La república de Weimar resulta un régimen gris y algo triste. Contó con políticos honestos y comprometidos con la idea del pacifismo, pero ninguno de verdadero relieve. Por otra parte, un sector muy considerable de la población vivía con la sensación de que el país había sido ‘traicionado’ por las revueltas en la retaguardia en el último momento, pero no propiamente ‘derrotado’. 

En realidad, no era así; las causas que habían hecho fracasar a Alemania en la primera guerra mundial (sin ser la primera ni principal responsable), pese a su excelente ejército y a su desarrollada industria, fueron dos: por una parte, la desproporción de recursos humanos y militares con relación al otro bando (la presencia de tropas americanas fue la gota que colmó el vaso) no destruyó al ejército alemán, pero sí lo forzó a retroceder ordenadamente, sin esperanzas de poder plantear una nueva ofensiva. Por otra parte, los sufrimientos de la población civil por el déficit, debido al bloqueo, de alimentos y materias energéticas socavaron poco a poco la moral de la retaguardia.



La Alemania de Weimar vivió siempre con penurias económicas, con la sombra de las enormes reparaciones impuestas en Versalles y exigidas con especial brutalidad por Francia. 

La crisis monetaria de 1923, a la que luego se aludirá, logró superarse, pero después fue Alemania el país europeo más afectado por la crisis mundial de 1929, a consecuencia de la retirada masiva de los muy importantes capitales norteamericanos invertidos, con lo que el paro se disparó y las turbulencias aumentaron, protagonizadas por marxistas por un lado y por el partido nacionalsocialista, ya en franco crecimiento, por otro.


Las emisiones filatélicas de la nueva república (con la leyenda ‘Deutsches Reich, como ya se dijo) se iniciaron en 1919 y duraron hasta 1933. Persiste la escasa variedad y la pobreza que ya eran propias del período anterior.

Las efigies de los dos sucesivos presidentes (el socialista Ebert y el mariscal Hindenburg, héroe de la guerra) aparecen con frecuencia.


Resultan llamativos los sellos coincidentes con la tremenda inflación de 1923: valores faciales de hasta 50.000 millones de marcos; sellos emitidos sin valor facial previo para añadir cada día el que procediera. Reflejo de una situación caótica que terminó bruscamente con la supresión de la moneda y su sustitución por otra nueva.


viernes, 24 de junio de 2011

ALBANIA, ALEJANDRETA Y ALEJANDRÍA




ALBANIA.     Europa balcánica



Capital: Tirana
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia (del Imperio Otomano): 1912
Superficie: 28.748 Km2 (139º)
Población: 3.002.859 (137º); Densidad: 104,5 hab/Km2
PIB/cápita: 8.000 $ (128º)
Miembro de: OTAN
 
En el siglo XV los turcos otomanos invadieron la península balcánica. Entre 1443 y 1468, Giorgi Kastriot (llamado Skanderberg) dirigió las luchas de los pueblos de la zona, descendientes de los antiguos ilirios, contra los invasores, convirtiéndose hasta hoy en un icono de la independencia nacional. 
 
Bajo la ocupación otomana, la mayoría de los que no se habían exiliado fue adoptando la religión musulmana, haciendo de Albania un territorio privilegiado y leal al Imperio. 
 
En 1913, ante la derrota del Imperio Otomano en la 1ª Guerra Balcánica y las presiones serbias y montenegrinas, comenzaron sin embargo las revueltas, creándose una Administración Autónoma, que emitió sellos muy toscos de junio a diciembre de ese año.

Albania acabó reclamando su independencia y consiguiéndola gracias al apoyo austriaco e italiano; las potencias colocaron como soberano a un tal príncipe Guillermo de Wied, que ha dejado poco recuerdo, abriéndose así la etapa del Principado. Sus sellos cubren de marzo de 1914 a 1921.

La 1ª Guerra Mundial y la postguerra barajaron todas las cartas, llegándose al caos primero y a la República después. 

Es entonces cuando entra en escena Ahmed Zogú, como diputado primero y, tras un golpe de estado, como Presidente más tarde. El sello adjunto nos presenta al personaje como presidente de la república, la cual duró de 1922 a 1928.

Ahmed Zogú era todo un personaje, en el que vale la pena detenerse. Pertenecía a una familia de gerifaltes locales, que, apoyados en sus sicarios, se limitaban a vigilar sus rebaños de cabras y a impartir sumaria justicia debajo de una higuera; pero Ahmed tenía más altas aspiraciones. Tras haber estudiado en la Academia militar otomana, llegó durante la guerra a coronel del ejército austriaco. 

Tras haber sido tres años presidente, por el método que se ha dicho, se proclamó Rey en 1928 con el nombre de Zog I y creó una Corte de opereta. Sólo confiaba en sus hermanas, a las que nombró generalas, y que, vestidas de uniforme, pululaban por la corte y preparaban personalmente las comidas del soberano, que, de todas maneras, tenía un perro para que las probase antes que él. 

Aceptaba gustoso las numerosas propinas italianas y admitía casi un protectorado italiano de facto, pero cuando quería se permitía desplantes que molestaban mucho en Roma. Así, antes de aceptar una princesa relacionada con la Casa de Saboya, se fijó en la fotografía de una condesa húngara, de alta familia muy venida a menos, la hizo venir a Tirana y la convirtió en la reina Geraldine, que por cierto fue una persona atractiva y excelente.

Es fácil adivinar que bajo ese régimen el país no prosperaba mucho, y la sombra de Italia se iba haciendo más amenazadora. En realidad, la ocupación de Albania fue la “guerra de Ciano”, obsesionado con el tema y a la sazón Ministro de AA.EE. de Mussolini. Al Duce le costó varios años decidirse, y lo que le decidió fue dar una “lección” a su aliado-enemigo Hitler, quien tenía el hábito, que al Duce ponía furibundo, de ocupar territorios sin avisar a su aliado, comunicándoselo ya a tiro hecho; ahora Mussolini iba a demostrar que él sabía hacer lo mismo, y lanzó un ultimátum en el verano de 1939.

La invasión hubiera sido un desastre (digno preludio de los continuos desastres que afligirían a las tropas italianas en los años siguientes), si los albaneses hubieran resistido; pero no resistieron. El rey Zog pidió varias prórrogas al ultimátum, que se le concedieron (¿?), y aprovechó esos días para huir con sus joyas y con su esposa recién parida a Grecia, pero no sin antes ordenar que se abrieran las cárceles para liberar a multitud de presos comunes que se esparcieron por el país matando, violando y saqueando; de hecho, los únicos ocho muertos italianos de la operación lo fueron a manos de esos facinerosos.

Se nombró un Representante, se constituyó un Partido Fascista Albanés y se le ofreció la corona a Víctor Manuel III, quien la recibió, sin particular entusiasmo, junto a las dos que ya tenía, la de Italia y la imperial de Abisinia. Días antes había comentado a uno de sus colaboradores: “No valía la pena tomarse tantas molestias por cuatro pedruscos”.

Albania iba a seguir dando juego. En el otoño de 1940, Mussolini, tras haber entrado ya en la guerra, cometió uno de sus actos más insensatos, y lo hizo exactamente por las mismas razones que se han explicado antes. Sin que hubiera ninguna razón objetiva, ni siquiera de orden ideológico, declaró la guerra a Grecia, sin avisar a Alemania. La inepcia del Estado Mayor italiano alcanzó cotas no superadas hasta entonces (el envío de una numerosa partida de botas, todas del pie izquierdo, podrá ser una anécdota, pero una anécdota plenamente significativa de lo que acaeció). La guerra se suponía que iba a ser corta, pero los griegos primero resistieron, y luego contraatacaron, ocupando una franja al Sur y Sureste de Albania. Fue entonces cuando emitieron los sellos de ocupación que se acompañan (la sobrecarga significa “ocupación griega”).


A Hitler, que estaba preparando, sin decir nada a su aliado, el ataque a la URSS, se le pusieron los pelos de punta cuando se enteró de que los británicos habían desembarcado en Grecia (cosa previsible) un cuerpo de ejército. En resumen, tuvo que llegar hasta allí la Wehrmacht para poner las cosas en su sitio, pero habiendo tenido para ello que derrotar y ocupar por el camino a Yugoslavia, lo que retrasó el ataque a la URSS y con toda probabilidad imposibilitó que Moscú cayera en manos alemanas antes de llegar el invierno.

Al tener lugar el colapso de Italia en septiembre de 1943, aparecieron las guerrillas, y, tras una administración autónoma (sept.1943 - octubre 1944), se proclamó una “república democrática” que pasó a ser en 1946 República popular, dirigida por el que se hizo llamar Partido del Trabajo, de la que iba a disfrutar Albania durante muchos años.

Bajo el dominio, absolutamente dictatorial, del líder Enver Hoxja, el país, aislado de forma total de Occidente, rompió por supuesto en 1948 con la “desviacionista” Yugoslavia, y en los años cincuenta con la URSS de Kruschev, por la denuncia antistalinista de ésta. Albania sale del Pacto de Varsovia y se queda sin aliados en Europa. Se acerca a la China de Mao, convirtiéndose en una especie de extraño satélite de ésta, pero, a la muerte de Mao-tse-tung, acusa también de revisionistas a los sucesores del mismo y rompe asimismo con ellos, al tiempo que transforma el país en un siniestro reducto

Manifestación especialmente visible de éste son los millares de búnkeres de hormigón con cubierta en forma de seta que cubren Albania, constituyendo todavía hoy un rasgo típico del mismo. Absolutamente inútiles, según los expertos, desde el punto de vista estratégico, son sin embargo difíciles y carísimos de destruir (aunque, pulsando los resortes adecuados, quizá no sería difícil obtener para ellos la declaración oficial de “Patrimonio de la Humanidad”).

Ni que decir tiene que Hoxja intensificó la persecución contra la religión, convirtiendo el ateísmo en doctrina oficial obligatoria, cerrando todos los templos y poniendo particular interés en asesinar curas católicos. No hay apenas comercio exterior y el país se hunde en la miseria, en medio, eso sí, de una orgía de propaganda.

La paranoia se mantuvo hasta la muerte de Hoxja el 11-IV-1985; se inicia entonces un tímido proceso de reformas que, a raíz del hundimiento del bloque comunista, llevarán a las elecciones multipartidistas de 1992, que, aunque ganadas por “los de siempre”, convenientemente refundados, marcaron el comienzo de lo que hoy se llama República democrática.




La situación no era fácil. La emigración era, y sigue siendo, cuantiosa. En 1997 el Estado rozó la descomposición y la guerra civil al coincidir unas caóticas elecciones generales y un escándalo financiero con respaldo oficial que afectó a dos tercios de la población, lo que llevó a levantamientos armados; la ONU llegó a aprobar el envío urgente de una “fuerza de protección”.

Los indicadores económicos cayeron sensiblemente, con descensos en la producción industrial del 55 al 60%, abandono de empresas y emigración masiva. La reducción de producción afectó también a la agricultura, donde las colectividades fueron tomadas por los campesinos, creando una economía de subsistencia familiar que no producía excedentes. 

Desde 1992 la situación ha mejorado, aunque persiste el gran problema de la proliferación del crimen organizado, que, a través del tráfico de drogas y armas, ejerce poderosa y negativa influencia.

Continúan las dificultades para la transición a un mercado libre y abierto. El gobierno ha tomado medidas para disminuir los crímenes violentos y otras fiscales con objeto de reducir la amplia economía sumergida, siempre pensando en la atracción de inversión extranjera.

Las remesas de emigrantes (casi todos empleados en Francia e Italia) se han reducido de un 12-15% del PIB antes de la crisis general, a un 8% en 2010.


El sector agrícola emplea a la mitad de la mano de obra, pero produce sólo 1/5 del PIB; se limita a pequeñas explotaciones familiares con finalidad de subsistencia por la falta de equipo moderno, poca claridad en los derechos de propiedad y prevalencia de los minifundios.

El déficit de energía debido a una excesiva confianza en la energía hidroeléctrica (98%) y a estructuras anticuadas contribuye a la pobreza del sector industrial.

Con ayuda económica de la Unión Europea y EE.UU. se trata de mejorar la pobre red viaria y férrea, otra barrera para el crecimiento. Los lazos comerciales y bancarios con Grecia e Italia hacen a Albania muy vulnerable a los efectos de la crisis general. El desempleo alcanza en la actualidad al 35,5%.

Sólo el 37% de la población vive en núcleos urbanos; Tirana es la única ciudad que supera los 700.000 habitantes. 

Según estimaciones (no hay estadísticas oficiales disponibles), el 70% son musulmanes, el 20% ortodoxos y el 10% católicos. Todas las mezquitas e iglesias fueron cerradas en 1967, y prohibido el culto. En 1990 se empezó a permitir el culto privado.

La tasa de crecimiento es de un 0,28%, y la tasa de fertilidad, 1,48 hijos/mujer. La esperanza de vida es de 77,59 años y la alfabetización, del 98,7%.

Para finalizar, diremos que Albania sigue siendo un país miserable, que ni siquiera ha conseguido atraer al turismo, pero ha ingresado en la OTAN, por lo que cuenta con las bendiciones de los EE.UU. Los huesos de Enver Hoxja se remueven en su tumba.


ALEJANDRETA      Oriente Próximo


Administración francesa. (Sandjak d´Alexandrette). Después de la Primera Guerra Mundial, Alejandreta o Iskanderun pasó con su territorio (sandjak) a formar parte del mandato francés de Siria en 1920, pero con estatuto especial. Al hablar de Alaouites (que se halla inmediatamente al sur, siguiendo la costa mediterránea), ya se expuso la causa de estos estatutos especiales.

En este caso, empero, la nueva Turquía de Kemal Atatürk exigió la devolución, alegando la importante proporción de población turca. Dado que Kemal, el cual había conseguido ya el objetivo más importante de hacer retirarse a las tropas francesas de Cilicia, decidió dejar en suspenso la cuestión, las cosas siguieron de momento igual.

Pero en 1938, ante la proximidad de otra Guerra Mundial y con el propósito de propiciar la entrada en ella de Turquía del lado anglofrancés, los franceses, de acuerdo con los británicos, propusieron a Ismet Inönü, sucesor del fallecido Atatürk, celebrar un referéndum en la zona, sabiendo a quién favorecería.

Aunque Turquía no entró en la guerra (lo haría sólo a título simbólico, pocos días antes de su final), dada la aplastante mayoría turca en el plebiscito Alejandreta pasó a Turquía, pese a las protestas airadas de los sirios, que sostenían había habido traslados masivos previos de turcos con la benevolencia francesa. Todavía no se han resignado del todo (téngase en cuenta que la rectificación deja a Siria con escasa salida al mar), pero la cuestión está ya zanjada.

Por todo lo antedicho, no extrañará que Francia se molestara en emitir sellos para Alexandrette sólo en 1938. Se trata de ejemplares de la Siria francesa con sobrecarga.

Administración turca. Turquía emitió sellos con la leyenda “Hatay Devleti” (estado de Hatay), únicamente en 1939. Desde entonces utiliza sin más los sellos turcos.

Iskanderun, la capital provincial, es hoy en día un activo centro industrial, terminal de un importante oleoducto procedente de Irak y el mayor puerto militar turco en el Mediterráneo. 

Cerca estaba situada la gran metrópoli grecorromana de Antioquía, cuyos restos apenas se han empezado a excavar.


ALEJANDRÍA      Oriente próximo



En esta ciudad funcionó a fines del siglo XIX una oficina postal francesa, para la cual se emitieron sellos propios desde 1899 hasta 1931, año en que fue cerrada. Desde entonces, como es lógico, utiliza sólo los sellos egipcios.

Se trataba, según el sistema francés de la época, de sellos-tipo, es decir, tipos generales con grabados comunes para todos los destinos, pero dejando en blanco un cartucho para añadir en él la leyenda correspondiente en cada caso.

De la problemática que dio lugar a estas oficinas postales, no sólo francesas, se tratará en la entrada LEVANTE.